Hay bullicio hay tensión, hay gritos de un hombre y un niño. También se oye a una mujer. Discuten.
Entra en la habitación. Él camina taciturno hacia la mesa y recoje el vaso. El otro observa que lleva los nudillos de la mano derecha
hinchados.
- ¿Qué te ha pasado ahí?
- Ayer el niño me puso de los nervios: me cabreé. Mucho. Le di un golpe a la pared para... no sé, para aliviar la tensión. -pausa- No estoy
orgulloso.
El otro no dice nada mientras asiente.
Él se gira y se marcha. Apenas da un paso y otro,
- No le pegues nunca -severo-.
Tras un segundo un silencio
- Descuida. Ayer vi lo correcto.
Se gira y se acerca le apoya la mano en hombro
amiga.
- Gracias.